La inquietud de tres hermanos por la gastronomía, unida a su pasión por los viajes, fue la base sobre la que asentaron estos tres jóvenes emprendedores su proyecto como food truck. Una vez terminados sus estudios de Hostelería, tenían muy claro que debían sacar a las calles a Foodela.
¿Cómo os adentrasteis en el movimiento Street Food?
Desde muy pequeños hemos tenido la gran suerte de poder viajar y conocer el StreetFood desde las diferentes culturas gastronómicas de los países que hemos visitado; Marruecos, Dubái, Seychelles, Venezuela, EEUU, Sudáfrica. Nuestros padres casi nos obligaban a probar diferentes cosas en los mercados y a veces nos costaba, pero poco a poco fuimos abriendo nuestro paladar a diferentes sabores, matices, especies, texturas, productos y elaboraciones. Desde hace ya unos tres años empezamos a ver la aparición de los Foodtruck en los eventos a los que asistíamos y después de finalizar los estudios de Hostelería decidimos dar el salto puesto que vimos que el mercado estaba en auge. ¡Viajar y cocinar a la vez para nosotros es un sueño!
¿De dónde viene el nombre de vuestro food truck?
Estuvimos pensando mucho y buscando un nombre en el que los tres socios, en nuestro caso somos tres hermanos, tuviéramos algo que nos representara, finalmente en la sencillez estaba la solución, FOOD- (comida) ELA (Eric, Laura y Astrid).
¿Cuál es vuestro plato estrella?
Nuestro plato estrella se llama “Recuerdos de Pekín…”
Hemos querido rendir homenaje a la cultura asiática con una receta que nos encanta desde niños, el pato pekín y adaptarlo a la practicidad y rapidez de un bocadillo o cono. En este caso cambiamos el pato por costilla de ternera y codillo de cerdo desmigado, previamente marinadas con especias orientales y cocinadas con mucho cariño a baja temperatura. Finas tiras de cebolla tierna y pepino que aportan texturas y frescura en cada mordisco. Cubierto de espuma de patata con salsa ‘hoisin’, típica salsa utilizada para el pato pekín. Todo envuelto entre dos rebanadas tostadas de pan brioche. ¡No os dejará indiferentes!
¿Qué os hace un foodtruck único? ¿Por qué deben visitaros?
Si te gusta la carne, cocinada con cariño y bien trabajada, el queso fundido y las mejores salsas, envueltas en un pan increíble, Foodela es tu Foodtruck. Para nosotros es muy importante que cada uno de nuestros clientes viva una experiencia única. Queremos extasiar a nuestros clientes con sabores provenientes de una equilibrada mezcla entre innovación y tradición. Traemos las técnicas de la alta cocina y las aplicamos para conseguir el mejor bocado. En nuestro foodtruck encontrarás buena comida servida con buen rollo, siempre desde la profesionalidad. Nos gustaría romper el falso estereotipo de que el Street Food son sólo hotdogs y hamburguesas, y reivindicar el SoulFood, así lo entendemos nosotros.
¿Cómo te imaginas el mundo del Street Food en 5 años?
En 5 años vemos el mundo del Street Food ya consolidado, podemos decir que cada evento necesita una oferta gastronómica. España es un territorio muy extenso en el que el nivel de ferias, conciertos y eventos privados es alto, por lo que el movimiento va a crecer, siempre que se legisle.
Tres consejos para futuros emprendedores de food trucks
Si tuviéramos que dar tres consejos a algún emprendedor del gremio, le diríamos, que no siempre el producto que uno quiere ofrecer es el que los clientes quieren. Que tenga un buen plan financiero para poder hacer frente a todos los meses en los que no hay ferias o a las que no puedan asistir. Por último, el ofrecer siempre la mejor calidad y producto ya que el cliente no es tonto y en definitiva, no se debería vender algo de lo que uno no está orgulloso.
¿Alguna anécdota que os haya ocurrido en algún evento?
Eric: Pues la verdad que sí. Fue una anécdota graciosa, en la pasada edición del Salón Erótico de Barcelona, trabajando para los organizadores en la zona de foodtrucks, ya que nuestro proyecto aún estaba en construcción. Se acercó a la barra una mujer totalmente desnuda, de un 1,80, -Hola, le digo ¿qué quiere? Ella contesta, -Un café con leche, muy caliente… – se me dibujó una sonrisa en la cara ya que me estaba aguantado la risa, le serví, y me dio las gracias con otra sonrisa pícara. A la semana fui a la escuela de hostelería y le comenté a uno de mis profesores que para eso no nos habían enseñado, ¡que tienen que introducirlo!… Aún está rojo como un tomate el pobre 😉